
El término sexting proviene de la unión de los términos ingleses “sex” y “texting” y se refiere al envío de contenidos eróticos o pornográficos por medio de teléfonos móviles. En un principio eran sólo mensajes SMS, pero con la evolución de los teléfonos móviles se pasó a las fotografías y, más recientemente, a los videos.
El sexting empieza a ser una peligrosa moda entre los jóvenes. Comenzó a detectarse en el año 2005, fundamentalmente entre los adolescentes de países anglosajones, pero actualmente su práctica esta muy extendida y afecta a los cinco continentes, aunque en diferente medida. Así, en Estados Unidos, un estudio afirma que el 15% de los menores entre 12 y 18 años practica el sexting, mientras que otro informe realizado en España habla de un porcentaje menor, del 1,5%, aunque las edades también eran menores: entre 10 y 16 años.
Pero, ¿por qué los menores practican el sexting? ¿Qué lleva a una menor a fotografiarse desnuda y mandar esa información a una amiga o a su novio? Quizás el principal motivo sea la desinformación y la excesiva confianza en el destinatario.
Muchas adolescentes envían material erótico a sus novios, pensando que el amor será eterno. Pero cuando la relación se rompe, la pareja suele enviar ese material a amigos, bien por despecho, bien por diversión… el caso es que la fotografía o el video erótico de una persona sale a la red y allí es incontrolable.
Un ejemplo de esta situación es el caso ocurrido en España en el año 2011. Dos adolescentes de 14 años fueron imputados por un delito de descubrimiento y revelación de secretos por difundir la fotografía de una menor de 13 años desnuda a través de mensajes de teléfono móvil y correo electrónico. La investigación comenzó por la consulta de un colegio de Pamplona que había detectado la difusión generalizada de la fotografía de una alumna, en la que aparecía reconocible y desnuda de cuerpo entero. Al parecer, la muchacha se hizo la foto a sí misma y la envió vía móvil a su exnovio, quien la reenvió a los móviles de sus amigos del barrio. Estos, que acuden a diferentes centros escolares, la reenviaron a su vez por móvil y por correo electrónico a sus compañeros. La fotografía acabó así llegando a los propios compañeros de colegio de la joven fotografiada, quien entonces se dio cuenta de la difusión que había tenido su envío.